Casadentro, tradiciones que se entretejen en las viviendas de Riosucio
Cocinar, moler, tejer, cultivar y sembrar son prácticas que forman parte de la tradición de los hogares de Riosucio –municipio ubicado al noroccidente de Caldas– y que permanecen vivas en la cotidianidad de las familias que habitan en la “rururbanidad”, es decir que aunque mantienen una relación muy estrecha con lo rural, también la tienen con lo urbano.
“Casadentro” es una investigación más creación que reconoce
estas prácticas cotidianas en la voz de las mujeres rurales e indígenas de las
comunidades: resguardo indígena Colonial Cañamomo Lomaprieta Portachuelo,
Nuestra Señora Candelaria de la Montaña Comunidad El Salado, Escopetera –
Pirza, El Claret y la zona urbana de Riosucio.
La iniciativa, en la que participan investigadores de la
Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, se adelantó entre 2021
y 2022, mediante la realización de mesas redondas o co-laboratorios, en los que
familias y vecinos de las cinco comunidades dialogaron, dibujaron y elaboraron
cartografías en las que muestran cómo viven las tradiciones en el diario vivir
de sus hogares.
La información obtenida de este ejercicio sirvió para
identificar el rol de la mujer en el hogar y cómo se vincula con elementos como
molinos, estufas de carbón, telares o máquinas de coser. También se tuvo en
cuenta el saber del trabajo agrícola y pecuario en la producción de frutas y
hortalizas, y en el cuidado de gatos, perros, vacas, cerdos y gallinas que
componen sus fincas.
La profesora Valentina Mejía Amézquita, de la Facultad de
Ingeniería y Arquitectura de la UNAL Sede Manizales y coinvestigadora de este
proyecto junto con el docente Andrés Roldán, señala que “el trabajo con mujeres
se debió al sentido más profundo del hogar, que acoge esos saberes de abuelas y
madres, y también al papel que juegan en la formación de sujetos con valores y
responsabilidades; ellas son las protagonistas de estos espacios seguros y de
protección para sus familias”.
Los profesores Mejía y Roldán manifiestan que enfocar la
mirada en la domesticidad de los umbrales “rurbanos” de Riosucio es abrir una
puerta para poner de manifiesto los intrincados vínculos identitarios e
históricos con el territorio del otrora cantón de Supía.
“Tales vínculos no se pueden pensar sin considerar las
problemáticas dinámicas de la explotación del oro en Marmato; las migraciones
inglesas y los procesos de recolonización en busca del preciado metal; las
tradiciones, las prácticas y los artefactos ligados a la extracción minera de
las arcillas de Supía”, agregan.
Cotidiano y valioso
Entre los aspectos identificados en este trabajo están las
principales tareas a las que se dedican las mujeres, entre las que se
encuentran: tejer, hilar, sembrar y cuidar los animales; además destinan una
parte de su tiempo a la elaboración de panela, la construcción de trapiches
comunitarios, la producción de queso y café, y a la medicina natural con
hierbas aromáticas.
Además de las reuniones, las participantes en los
co-laboratorios tomaron fotografías en las que muestran el quehacer del hogar y
otras actividades en sus casas, un proceso conocido como “memorias formativas”.
Mediante la construcción de museos en casaadentro, tanto la
comunidad como los turistas interpretaran visualmente esas actividades en los
escenarios cotidianos.
Cada encuentro realizado con las mujeres tenía el fin de
convertirse en un espacio para narrar sus actividades y mostrar cómo a lo largo
de los años se han mejorado o modificado estos conocimientos en sus costumbres
para hacerlas más prácticas, menos laboriosas y sacarles el mejor provecho a
sus productos.
“Además se identificó que algunas de esas costumbres han
sido reformadas o impuestas; por ejemplo, con la tecnología han dejado de
cocinar en hornos de leña y ahora lo hacen en estufas, y ya no comen en platos
de arcilla sino de cerámica. Cabe resaltar que son cambios propios del
desarrollo”, anotan los docentes.
Las narrativas de las mujeres de Riosucio sirven para
enseñarles a otras comunidades del país a acoger esas costumbres rurales
domésticas, de manera que el conocimiento rural no desaparezca.
Según el profesor Roldan, otro aspecto identificado en los
co-laboratorios fue el de la importancia de los guardianes de semillas, tarea
que realizan las mujeres no solo para trabajar la tierra sino también para
garantizar el acceso a los alimentos a través de comedores comunitarios. “La
principal recompensa no es el pago sino los alimentos y el trabajo, a pesar de
que los intermediarios no pagan bien”.
De “Casadentro” surgieron productos como un documental,
un podcast, un paisaje sonoro, un glosario ilustrado y
fotogalerías. Esta investigación participativa, anclada al Ministerio de
Ciencia y Tecnología e Innovación, involucró a la UNAL Sede Manizales, además
de las Universidades de Caldas, Pedagógica de Bogotá y Pontificia Bolivariana,
en colaboración de la Alianza Francesa.
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