Cuento arhuaco de estudiante de la UNAL se publicará en antología de literatura en lenguas originarias

 Aún entre las montañas, relato de Seyrimaku Crespo –estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede de La Paz– que plasma parte de la perspectiva del pueblo arhuaco, quedó seleccionado entre las 15 mejores narraciones que se publicarán en Donde nunca se apaga el fuego, una antología de literatura en lenguas originarias de pueblos sudamericanos.

La publicación, prevista para agosto, es producto de una convocatoria de la Fundación Casa Bukowski Internacional y la librería Nueve Editores para publicar literatura en lenguas originarias de pueblos sudamericanos con su traducción al español, en la que participaron indígenas de Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Argentina y Brasil.

En la historia de Seyrimaku se muestra cómo el mamo Akini dirigía a una comunidad indígena con sabiduría y amor por la naturaleza y sus semejantes; pero un día desaparece de la faz de la tierra dejando su legado a dos jóvenes criados en el mismo lugar pero muy diferentes en su forma de ser: Otana, que es temperamental y egoísta, y Yeyku, que se distinguía por ser calmado y altruista.

A cada uno de ellos les habían asignado sus territorios, pero Otana se apodera de todo y desprestigia a su hermano de crianza asegurando que este practicaba poderes “oscuros”.

“De esta manera quise contar el encuentro de dos culturas: la de la Sierra Nevada de Santa Marta y las culturas de otros continentes (llamados occidentales). Muchos de nuestros territorios nos fueron quitados; pese a esto aún sobrevivimos, pero con pocos territorios”, explica el estudiante de 27 años, quien con orgullo escribe en su lengua ika.

El futuro profesional en Gestión Cultural y Comunicativa recuerda que su gusto por la escritura y la lectura nació desde que estaba en el colegio: “los compañeros de otros cursos me pedían el favor de que les hiciera sus escritos, pero en ese entonces no creía en tener potencial. Luego un profesor me animó a confiar más en mí; desde ese entonces he escrito 10 cuentos, 6 poesías y varios textos libres en mi lengua autóctona y en español”, dijo.

Valioso aporte al rescate de las lenguas ancestrales

La lingüista Olga Ardila, profesora de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAL, señala que “las lenguas originarias son el inicio de la identidad, la puerta de acceso a la cultura, es lo propio… cuando se pierde una lengua es la pérdida irremediable porque termina una visión del mundo y de una organización, dejando un hueco para siempre en el desarrollo de la humanidad”.

Agrega que “prácticamente todas las lenguas indígenas en el país están en riesgo porque desde la época de la conquista en Colombia había muchas lenguas y pocos hablantes; hoy ya se perdieron muchas lenguas”, asegura.

Recuerda además que hace cerca de 15 años las lenguas indígenas entraron en un proceso de extinción por factores como que la escuela les enseña en español, el desplazamiento a las ciudades por la guerra, o que algunos padres quieren que hablen bien español por supuestas  ciudades por la guerra, o que algunos padres quieren que hablen bien español por supuestas mejores posibilidades y dejan de transmitirles su lengua en los hogares.

La académica considera que se deben hacer más esfuerzos para enseñar en la lengua indígena –como se hace en México–, que los lingüistas emitan una voz de alarma para tratar de recuperar las lenguas que aún se hablan.

Panorama en el país

Para los pueblos indígenas y sus más de 400.000 hablantes en 30 de los 32 departamentos de Colombia, “la lengua materna es más que un instrumento para la comunicación. La lengua estructura el pensamiento, crea vínculos, articula relaciones sociales y con el cosmos, trasmite la esencia, tradición y sabiduría de generación en generación. La lengua crea, aconseja, acompaña, transforma y sana”, indica la profesora.

Las 65 lenguas indígenas existentes en el país son: achagua, andoque, awapit, bará, barasano, barí ara, bora, cabiyari, carapana, carijona, cocama, cofán, cuiba, curripaco, damana, desano, embera, ette naka, hitnu, guayabero, ika, inga, kakua, kamsá, kichwa, kogui, koreguaje, kubeo, kuna tule, macuna, miraña, muinane, namtrik, nasa-yuwe, nonuya, nukak, ocaina, piapoco, piaroa, piratapuyo, pisamira, puinave, sáliba, sikuani, siona, siriano, taiwano, tanimuca, tariano, tatuyo, tikuna, tinigua, tucano, tucuná, tuyuca, uitoto, uwa, wanano, wayuunaiki, wounaan, yagua, yanuro, yuhup, yukpa, yuruti.

La lengua materna del pueblo arhuaco se conoce como iku, ika, ijka o bíntukua, una lengua chibchense hablada en la Sierra Nevada de Santa Marta y que significa “gente”; pero iku no solo es el nombre de la lengua sino la palabra que identifica a todos los indígenas, sean arhuacos o no.







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