UNAL rescata la esencia de La vorágine en su centenario
La Universidad Nacional de Colombia (UNAL) retomó la versión de 1924 de esta inmortal obra del huilense José Eustasio Rivera, y por primera vez se comparó con sus manuscritos originales logrando una reedición única que revive en su máximo esplendor la prosa, rima, metáforas y musicalidad, entre otros elementos característicos de la obra inicial. Su relanzamiento se convirtió en uno de los eventos más concurridos de la Feria del Libro de Bogotá (FILBo).
jóvenes, adultos, principiantes y expertos que se han
enrutado en la lectura de esta obra maestra de la literatura latinoamericana y
se han encontrado con una historia que sigue tan vigente como en el momento de
su publicación, una narrativa que captura la esencia de la violencia, la pasión
y la búsqueda de la identidad en un contexto latinoamericano que, a pesar de
las transformaciones, conserva muchas de sus características esenciales.
La historia se enmarca en un escenario selvático de
exuberante flora y fauna, un ecosistema lleno de vida que ha sido testigo de la
barbarie de la violencia y las actividades ilegales. Precisamente con estos
elementos se desarrolla una historia de amor “trágica” a causa de la
explotación cauchera.
Su insigne escritor plasmó el realismo crudo y la denuncia
social, pero lo que diferencia La vorágine de otras obras es
el lenguaje poético que el autor manejó a la perfección. Por eso durante el
centenario de la publicación, en el “Año Vorágine”, la UNAL –como alma
mater de Rivera– presentó una reedición de la novela de 1924 que nadie
más se había atrevido a intervenir.
“La vorágine es un espejo de la UNAL. Es una
obra consonante con el espíritu de una Universidad que tiene lugar en la
arquitectura del Estado colombiano, de ser el ente para construir nación;
reconocer los desafíos de la diversidad”, dijo el profesor Carlos Guillermo
Páramo Bonilla, decano de la Facultad de Ciencias Humanas.
Agregó que “esta es una novela de las múltiples capas de la
diversidad biológica, geológica, topográfica, climatológica, zoológica,
botánica, cultural y social, de las enormes inequidades, de sistemas de
explotación aberrantes y de formas obstinadas de resistencia frente a estos
embates”.
Fiel al texto original
Esta edición busca acercar a los lectores a la esencia
original de la obra, preservando su integralidad. En la presentación, el equipo
gestor de este gran trabajo indicó que la reedición se caracteriza por ser fiel
al texto original, e incluye detalles e imágenes suprimidas en ediciones
posteriores.
Además del profesor Páramo, en el grupo curatorial también
se encuentra la profesora Carmen Elisa Acosta, de la Facultad de Ciencias
Humanas y actual directora del Instituto Caro y Cuero; Ángela Zárate,
antropóloga de la UNAL, y Jineth Ardila y Norma Donato, magísteres en Estudios
Literarios de la UNAL. El diseño editorial y de la cubierta son obra del
ilustrador Santiago Palazzesi.
La profesora Acosta precisó que “con esta reedición no los
invitamos a la lectura de un texto fácil, La vorágine invita a
detenerse en los diversos momentos y búsquedas del lenguaje que hizo su autor”.
Haciendo la cuenta, existen más de 140 ediciones derivadas
de la versión del libro de 1928 (última memoria de José Eustasio Rivera), por
eso este trabajo implicó grandes retos.
“No existe una transcripción de la edición de 1924, por eso
nos tomamos el tiempo de realizarla y así identificar en dónde se encontraban
los cambios de las otras ediciones que Rivera realizó en vida”.
Y es que en 1924, cuando salió La vorágine, José
Eustasio Rivera fue muy criticado por la prosa, cadencia y rima de los
diálogos, por lo cual a lo largo de las otras versiones él le hizo cambios
significativos. “En esta edición rescatamos su sentido poético y es en parte
rescatar la identidad de lo que es la UNAL y lo que somos como colombianos”,
precisó la experta.
Este trabajo también implicó una minuciosa comparación con
el manuscrito original de La vorágine, nunca antes realizada, para
lo cual los investigadores recurrieron a los dos cuadernillos originales que
reposan en la Biblioteca Nacional.
En ese proceso descubrieron las variaciones de esa primera
intención del autor, en la que se rescatan las formas de escritura propias de
un escritor de la época, además de modificaciones en la trama y detalles en los
personajes.
Por su parte la magíster Donato resaltó un elemento
adicional: “con esta apuesta apuntamos a no perder la fe en que hay cosas
nuevas, que decir sobre una novela que tiene 100 años y sobre la que se ha
escrito tanto”.
Por último, el profesor Páramo manifestó conmovido: “ojalá
después de 100 años La vorágine deje de ser una novela de
casilla (novela de la frontera, de la selva, violencia, ecológica, etc.), para
convertirse en una novela que abarca todas estas posibles categorizaciones”.
“La mejor forma de celebrar La vorágine este
año es la que puede adelantar la Universidad Nacional de Colombia”.
La Vorágine, nos invita a reflexionar en esta época, sobre la destruccíon causada por los humanos en la SELVA AMAZONICA.
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