Cantos tradicionales del pueblo miraña, de los casetes a las plataformas digitales
Los cantos tradicionales de los miraña o “gente de agua”, quienes habitan a orillas del río Comeña, y en las bocas de los ríos Apaporis y Pirá-Paraná, al sur del Vaupés, fueron grabados entre 1993 y 2002 en 40 casetes que forman parte del Archivo Digital de Lenguas Indígenas de la Amazonia (ARDILIA) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). Ahora, gracias a una iniciativa comunitaria y, como un nuevo esfuerzo por preservar este legado ancestral, se han digitalizado y se encuentran disponibles en plataformas digitales.
Los miraña son una comunidad con una historia que se
extiende por el río Caquetá y sus afluentes. Aunque dispersos por Colombia y
Brasil, luchan por mantener vivas sus tradiciones a través de rituales
conocidos como “bailes ceremoniales”. Estos eventos no son simples reuniones
festivas, sino momentos de profunda conexión espiritual donde se cantan
fragmentos de historias transmitidas por generaciones.
“Los cantos no solo celebran la vida, también son un medio
para educar desde los cuidados de la mujer cuando está en embarazo, hasta el
respeto a la naturaleza, los animales y los demás seres vivos”, explica el
miembro de dicha comunidad indígena, Elio Miraña, investigador cultural y líder
de la iniciativa.
El proyecto “Cantando y bailando se armoniza el territorio”
digitalizó más de 40 casetes grabados por Luis Gwajko Miraña, tío de Elio y
cantor tradicional del clan Neebaje (Achiote). Estas grabaciones forman parte
de ARDILIA, espacio de memoria viva de la UNAL.
“Esta iniciativa es un ejemplo de justicia epistémica”,
afirma el lingüista Alejandro Augusto Prieto Mendoza, investigador del proyecto
y futuro doctor en Estudios Amazónicos de la UNAL; en su opinión, esta
colección “permite que los miraña sean reconocidos como productores de
conocimiento”.
Uno de los mayores logros del proyecto fue la creación de
una cartilla educativa que combina tecnología moderna y tradición oral. En
esta, cada canto descrito, en lengua miraña está vinculado a un código QR que
permite escuchar los audios originales mientras se leen las letras.
Este material se presentó en un evento realizado en la
maloca Casa Hija Eetane de la UNAL Sede Amazonia, donde participaron líderes
comunitarios, familiares de Luis Gwajko y otros integrantes de la comunidad.
“Queremos que nuestros niños y jóvenes no solo aprendan los cantos, sino
también entiendan su significado profundo”, señala Elio.
Los rituales como herramienta de paz
comparten comidas, bebidas, mambe y tabaco, y van cantando
en orden sus cantos, por ejemplo, cuando inicia el baile, cuando cae el sol,
cuando llega la madrugada, y así hasta el día siguiente”.
Neeba Gwajko, tiene por nombre la iniciativa liderada por
Elio Miraña, en honor a su tío Luis Neeba Gwajko, cantor y líder comunitario,
quien recopiló las grabaciones en casetes hace décadas, como un esfuerzo
comunitario para preservar el idioma y las tradiciones de su pueblo.
Con la iniciativa, ahora digitalizada, se busca
contrarrestar la pérdida cultural que enfrentan las comunidades indígenas
debido a la globalización y la aculturación. “Nosotros no componemos nuevos
cantos; simplemente conservamos lo que nos legaron nuestros ancestros de
generación en generación”, afirma Elio.
En la cultura miraña, los cantores tienen un rol tan vital
como los líderes comunitarios o los médicos tradicionales. Son ellos quienes
narran las historias y mantienen el orden durante los rituales. “Luis Gwajko
fue un visionario en este sentido, grabando horas de bailes y sus cantos con la
esperanza de que fueran útiles no solo para los investigadores externos, sino
también para las futuras generaciones miraña.” señala el futuro doctor en
Estudios Amazónicos de la UNAL
El archivo digital y la cartilla educativa son herramientas
que permiten a los miembros de la comunidad, sin importar dónde se encuentren,
conectarse con su herencia. “Esto es especialmente importante para las nuevas
generaciones que crecen en contextos urbanos o periurbanos”, añade el
investigador Elio, pues “la tecnología nos permite salvar distancias y mantener
viva la cultura”.
“Que se pierda absolutamente una lengua, sea indígena, o
cualquier otra, es una es un atentado contra los derechos humanos básicos de
cualquier comunidad” explica el lingüista Prieto, pues la pérdida de una lengua
o una tradición no solo afecta a una comunidad; es una pérdida para toda la
humanidad.
Los investigadores coinciden en que iniciativas como Neeba
Gwajko deben ser replicadas para salvaguardar otras culturas indígenas. “Cada
canto que rescatamos es una victoria contra el olvido”, concluye Elio.
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